Fue un 28 de Junio de 2014 cuando el reloj marcaba las 5:28 de la tarde, que el tiempo aminoró su eterna prisa y James Rodriguez detuvo el balón con el pecho de espaldas al arco que defiende el guardameta Uruguayo Muslera y sin permitir que el balón se despegue ni medio metro de su cuerpo giró y empalmó el balón con un zurdazo impecable que infló la red y el corazón de los miles Colombianos que ahí estábamos siendo testigos de un momento histórico para el fútbol Colombiano y que teñíamos de amarillo el mítico estadio Maracaná en Rio de Janeiro.
Ese mismo día mi torta imaginaria requirió 3 docenas de velas.